Había una vez dos holandeses muy listos
—Bas Lansdorp y Arno Wielders— que se inventaron un cuento de
marcianos…
Ya ha habido antes otros afamados
cuentistas, algunos muy populares. Pero lo desconcertante es que a estos les
sacan con frecuencia en portada sin avisar de que tienen de científicos lo
mismo que los hermanos Green. Y la gente, que es tan aficionada a los cuentos,
pues se acaba haciendo un lío.
Me encanta el espacio. La astronomía
es una de mis cuarenta aficiones, y hace décadas que sigo de cerca todo lo
relativo a ese mundo. También soy aficionado a la fantasía y a la ciencia
ficción, pero no mezclo las cosas, de la misma manera que el hecho de ser
biólogo y escritor no me lleva al equívoco de pretender diseccionar sirenas o
estudiar el comportamiento de los unicornios.
Así, cuando me pongo el gorro de
consumidor de fantasía puedo lanzarme de cabeza sin el menor prejuicio a
recorrer las dunas de Arrakis, a esconderme de octavos pasajeros en la nave
Nostromo o a escalar la Torre del Diablo para llegar a tiempo a encontrarme con
ellos en la Tercera Fase.
Pero otros días el gorro que me pongo es el de aficionado a la astronomía, y entonces me
tiro horas buceando por páginas técnicas tipo sondasespaciales.com, o lanasa.net, que desde aquí abiertamente os
recomiendo. Como mejor referencia de mi curiosidad astronómica, señalar que
tengo en casa un pequeño telescopio: un modestísimo SEBEN 76700, con el que
este verano conseguí ver desde la puerta de mi casa los anillos de Saturno,
coincidiendo con una conjunción Luna-Marte-Saturno. Fue increíble. Se veía
más o menos así:
Vale, una mierda comparado con lo que
ponen por la tele; pero verlo de verdad y en directo, desde tu casa, sólo
asomándote a un canuto… fue alucinante.
En las circunstancias anteriores,
imaginaros el subidón que me pegó cuando, en la primavera de 2012, supe del
proyecto Mars One…
Por desgracia, y como en seguida comentaré
sin ahondar demasiado -no ni hace falta- todo es solo un montaje, un bluff, un
cuento chino, humo… cosa que sería en sí misma irrelevante, si no fuera porque
¡LA TOTALIDAD DE LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN HIPOTÉTICAMENTE SERIOS LES TRATAN
COMO SI FUESEN ALGO REAL...! Así de increíble. A título de ejemplo, os dejo aquí
media docena de links (no pongo más, pero hay miles de referencias parecidas), para que quien quiera pueda comprobarlo
Mars One no es un proyecto real, sino
algo comparable al Parque Jurásico de Michael Crichton, por una sencilla razón:
absolutamente nada de nada de lo que es imprescindible para llevar a gente a
Marte y para que ésta pueda vivir allí, está hoy en día disponible: aún se está
inventando, fabricando, probando… Esto no es la opinión de un aficionado, una
perspectiva. Es la simple y llana realidad: LOS DE MARS ONE NO VAN NI AL CIRCO.
Bueno, ahí no hace falta que vayan: ellos son el circo. Podéis preguntar o
asomaros a cualquier página o foro de gente realmente enterada de estas
materias. Comprobarlo os resultará tan sencillo como comprobar que la Tierra no
es plana y que la Mar Océana no remata en unas cataratas.
Como muestra, este botón: el cohete que se
supone que piensan usar, el Falcon Heavy de Space x ¡aún se está diseñando…! Eso,
obviando que un Falcon Heavy, si llega a volar, no podría poner en Marte más de
12 toneladas por viaje, por lo que montar su Disneylandia espacial requeriría
de ¡más de cien lanzamientos…!. Vamos que a sus presupuestos les faltan TRES
CEROS, y a sus plazos TRES DÉCADAS, como poco.
Dicho lo anterior, ¡qué pena…! Ya me
habría gustado que su cuento de hadas fuera verdad. Pero las cosas son complicadas,
y a nuestra tecnología le faltan aún un par de hervores para resolver algunos
problemillas de cierto calado, como son la distancia que nos separa de Marte (80
millones de kilómetros; es decir 286 veces más que lo que hay de aquí a la Luna),
o el hecho de que Marte carezca de un campo electromagnético como el de la Tierra
que haga de escudo contra las radiaciones cósmicas y solares (estar sobre su
superficie es como ser sometido a una sesión constante de rayos x). Pero
iremos. ¡Vaya que iremos…! Es más, yo confío en verlo antes de que pasen 20
años. Y no tendría nada de raro que el primer hombre en Marte fuera un chino.
Hay varias líneas de investigación
trabajando intensamente en el diseño de nuevos motores que impulsen los cohetes
espaciales. Lo de los motores iónicos y de fusión suena muy bonito, aunque a
saber si algún día se hacen realidad. Pero los motores atómicos “convencionales”,
cuyo desarrollo fue abandonado por rusos y americanos en plena carrera espacial
(no hacían falta para ir a la Luna, y eran caros y complicados), es algo infinitamente más viable y factible, se están investigando
de nuevo, y acaso sean la solución. Con ellos, se podría ir a Marte en un mes,
en lugar de en ocho, lo que resolvería muchos problemas, como por ejemplo el
poder llevar mucha más carga útil, no necesitando cargar con tanto combustible ni con víveres, oxígeno y agua para
años, sino para semanas; o el acortar los plazos de exposición a la radiación
de los astronautas.
En todo caso, lo más probable es que
la llegada de los hombres a Marte, sean de la raza que sean y les impulse la tecnología
que les impulse, se parezca bastante más a la misión Apolo a la Luna (tres
infelices dentro de una pequeña lata), que a la imagen que proyectan
tradicionalmente las películas de ciencia ficción, con majestuosas naves trasatlántico
pobladas por alegres tripulaciones numerosas.
Bueno, retomando el eje de este
asunto: ¿COMO ES POSIBLE QUE TODO EL MUNDO LE ESTÉ DANDO CANCHA A LOS
PROMOTORES DE “GRAN MARCIANO”, COMO SI SE TRATASE DE CIENCIA, Y NO DE LO QUE
SON?
Os invito a entrar en la página
oficial de Mars One: http://www.mars-one.com Se retratan ellos
solos que da gusto: el “Equipo” incluye, además de al padre de la cosa, a un
director Técnico —¡Uno!— otro de Salud, otro de Comunicaciones, un Director
Artístico Conceptual (eso es lo que más se necesita en el espacio: arte), otro
de Marketing, uno de Multimedia, otro más de Gestión de Proyectos… y se acabó. En
la lista de “Asesores”, cuya implicación real en este cuento Dios sabrá cuál es
(mi curriculum también está en la red, y más de una vez pude comprobar cómo
varias consultoras me incluían como asesor, sin mi permiso, para concursar a obras
públicas), aparecen una treintena de técnicos, algunos de los cuales sí parecen gente solvente y relacionada con el asunto; y remata el cartel la lista de “Embajadores”, entre los que destaca
con luz propia Paul Römer: ¡EL INVENTOR DE GRAN HERMANO EN PERSONA…!
Con la cuadrilla que sacan a lo mejor
se puede diseñar un satélite de telecomunicaciones o un monoplaza, y sin
ninguna duda un magnífico Reality; pero echar a sus espaldas la aventura más
grande, ambiciosa y cara de la historia de la humanidad… un pelín heavy, ¿no?
Si paseas por el resto de su página te
terminas de partir de risa, si no lo habías hecho ya: allí hay menos tecnología
que en las instrucciones de una mesa de Ikea. Ni un dato serio de nada, ni de
los cohetes, ni de las naves, ni de los trajes, de cómo va la fabricación de
estas cosas, de sus pruebas, expectativas, de…algo… lo que sea. Ahora, eso sí,
de Comunidad, Redes Sociales, Merchandising, cotilleos y pseudonoticias de todo
tipo, hay para pasarse horas.
Yo, que no creo ni en mi mismo, me
empeño en hacer la prueba del algodón, y me asomo a las páginas de gente seria,
como Lockheed Martin o Space X, que son citados por Mars One como proveedores,
y a ver qué pasa. Hay más, pero me centro en estas dos, que son fabricantes de
cohetes y naves; porque para mí que sin cohetes no hay viajes espaciales, por
mucho que tengamos Comunidad, Casting, Director Artístico Conceptual, voluntarios,
tacitas decoradas y camisetas.
Pues bien, en las páginas de esa gente,
además de encontrar a sacos información de verdad, queda evidenciado que ambas
están trabajando intensamente con la idea de participar en la conquista de
Marte (Space X con su cohete Falcon Heavy –quieren probarlo a finales de 2015- y
una versión adaptada de su módulo Dragon, el Red Dragon; y Lockheed Martin con
su vehículo Orion), pero ambas reconocen que se trata de proyectos en
desarrollo a los que aún les falta. Y por cierto, de los holandeses y sus
quimeras, ni mú: ni una palabra, ni los citan.
Ya sé que la ciencia es muy aburrida, que
a nivel mediático aparece casi como una subdivisión de “sociedad”, y que no se
dan noticias de ella salvo que pase algo espectacular o colorido. Pero de ahí a
aceptar cualquier idiotez, solo por aparentar interés… ¿Es que no hay nadie en los
periódicos y televisiones, un filtro, algo o alguien capaz de diferenciar una noticia de
ciencia de otra del “corazón”?.
La
indiferencia respecto a este tema me parece doblemente ofensiva. Si sale un día
un periodista diciendo que “en la guerra entre Tururilandia y Chuntachundia se
están probando armas capaces de desintegrar al enemigo”, porque algún compañero
desalmado se la ha colado desde la sección de humor, al día siguiente tendría
que salir ese mismo periodista, y su jefe supremo al lado, pidiendo disculpas y
alertando, no ya de que las armas en cuestión no existan y de que no haya tal
guerra, sino de que Tururilandia y Chuntachundia son un cuento. PUES ALGO
PARECIDO SE MERECERÍAN LOS DE MARS ONE. Dejo aquí un ejemplo, a ver si me hacen caso
Álvarez Gudín, Gloria Lomana o Pedro Piqueras (Directores de Informativos de
TVE, Antena 3 y Telecinco):
“EL FAMOSO REALITY SHOW “MARS ONE”,
FICCIÓN QUE EMULA LA HIPOTÉTICA IMPLANTACIÓN DE UNA COLONIA HUMANA EN MARTE,
PERO QUE NO SE CORRESPONDE CON NINGÚN PROGRAMA O PROYECTO CIENTÍFICO REAL…” y luego que continúen con la noticia
que corresponda, que sin duda será interesantísima, como que han escogido el
color de los azulejos para los baños del módulo de señoritas, o que han
decidido que, además de judías y tomates, en el huerto marciano cultivarán petunias.
Pues eso.
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