lunes, 16 de noviembre de 2015

Reflexiones breves, pero intensas (I)

Muy buenas a todos. Por avatares del destino, estoy metido en un asunto laboral que no cabría calificar precisamente como de glorioso (tengo asumido que estoy en galeras, porque en cierto sentido a lo que me dedico es muy parecido a apalear sardinas), pero que me está viniendo circunstancialmente bien. Por ello llevo algún tiempo sin poner cosillas por aquí, y voy a seguir muy limitado hasta después de Navidades. Pero para no dejaros huérfanos de heno para la rumia de vuestros cerebros, voy a inaugurar una nueva sección, de reflexiones cortitas pero contundentes. Más adelante, el poliedro se desplegará de nuevo en todo su esplendor.

Vamos con la primera.

"Es probable que las cosas sean algo, en sí mismas, pero lo cierto es que a nosotros eso nos da igual: todo es lo que para nosotros es, y nada más. Es el amor porque sabemos de él, como es la risa, una piedra, Marte, Napoleón, el gazpacho o Iker Casillas. Hasta que los periodistas no nos informaron, nadie salía huyendo de Siria. Desde esa perspectiva, seamos un poco más humildes, y no nos pasemos la vida dando soluciones mágicas para problemas de los que sabemos tan poco (y me aplico el cuento)"



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