lunes, 23 de febrero de 2015

Mars One: Sólo un Reality… y en cierto sentido una estafa

Había una vez dos holandeses muy listos —Bas Lansdorp y Arno Wielders— que se inventaron un cuento de marcianos…
Ya ha habido antes otros afamados cuentistas, algunos muy populares. Pero lo desconcertante es que a estos les sacan con frecuencia en portada sin avisar de que tienen de científicos lo mismo que los hermanos Green. Y la gente, que es tan aficionada a los cuentos, pues se acaba haciendo un lío.
Me encanta el espacio. La astronomía es una de mis cuarenta aficiones, y hace décadas que sigo de cerca todo lo relativo a ese mundo. También soy aficionado a la fantasía y a la ciencia ficción, pero no mezclo las cosas, de la misma manera que el hecho de ser biólogo y escritor no me lleva al equívoco de pretender diseccionar sirenas o estudiar el comportamiento de los unicornios.
Así, cuando me pongo el gorro de consumidor de fantasía puedo lanzarme de cabeza sin el menor prejuicio a recorrer las dunas de Arrakis, a esconderme de octavos pasajeros en la nave Nostromo o a escalar la Torre del Diablo para llegar a tiempo a encontrarme con ellos en la Tercera Fase.
Pero otros días el gorro que me pongo es el de aficionado a la astronomía, y entonces me tiro horas buceando por páginas técnicas tipo sondasespaciales.com, o lanasa.net, que desde aquí abiertamente os recomiendo. Como mejor referencia de mi curiosidad astronómica, señalar que tengo en casa un pequeño telescopio: un modestísimo SEBEN 76700, con el que este verano conseguí ver desde la puerta de mi casa los anillos de Saturno, coincidiendo con una conjunción Luna-Marte-Saturno. Fue increíble. Se veía más o menos así:
Vale, una mierda comparado con lo que ponen por la tele; pero verlo de verdad y en directo, desde tu casa, sólo asomándote a un canuto… fue alucinante.
En las circunstancias anteriores, imaginaros el subidón que me pegó cuando, en la primavera de 2012, supe del proyecto Mars One…
Por desgracia, y como en seguida comentaré sin ahondar demasiado -no ni hace falta- todo es solo un montaje, un bluff, un cuento chino, humo… cosa que sería en sí misma irrelevante, si no fuera porque ¡LA TOTALIDAD DE LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN HIPOTÉTICAMENTE SERIOS LES TRATAN COMO SI FUESEN ALGO REAL...! Así de increíble. A título de ejemplo, os dejo aquí media docena de links (no pongo más, pero hay miles de referencias parecidas), para que quien quiera pueda comprobarlo
Mars One no es un proyecto real, sino algo comparable al Parque Jurásico de Michael Crichton, por una sencilla razón: absolutamente nada de nada de lo que es imprescindible para llevar a gente a Marte y para que ésta pueda vivir allí, está hoy en día disponible: aún se está inventando, fabricando, probando… Esto no es la opinión de un aficionado, una perspectiva. Es la simple y llana realidad: LOS DE MARS ONE NO VAN NI AL CIRCO. Bueno, ahí no hace falta que vayan: ellos son el circo. Podéis preguntar o asomaros a cualquier página o foro de gente realmente enterada de estas materias. Comprobarlo os resultará tan sencillo como comprobar que la Tierra no es plana y que la Mar Océana no remata en unas cataratas.
Como muestra, este botón: el cohete que se supone que piensan usar, el Falcon Heavy de Space x ¡aún se está diseñando…! Eso, obviando que un Falcon Heavy, si llega a volar, no podría poner en Marte más de 12 toneladas por viaje, por lo que montar su Disneylandia espacial requeriría de ¡más de cien lanzamientos…!. Vamos que a sus presupuestos les faltan TRES CEROS, y a sus plazos TRES DÉCADAS, como poco.
Dicho lo anterior, ¡qué pena…! Ya me habría gustado que su cuento de hadas fuera verdad. Pero las cosas son complicadas, y a nuestra tecnología le faltan aún un par de hervores para resolver algunos problemillas de cierto calado, como son la distancia que nos separa de Marte (80 millones de kilómetros; es decir 286 veces más que lo que hay de aquí a la Luna), o el hecho de que Marte carezca de un campo electromagnético como el de la Tierra que haga de escudo contra las radiaciones cósmicas y solares (estar sobre su superficie es como ser sometido a una sesión constante de rayos x). Pero iremos. ¡Vaya que iremos…! Es más, yo confío en verlo antes de que pasen 20 años. Y no tendría nada de raro que el primer hombre en Marte fuera un chino.
Hay varias líneas de investigación trabajando intensamente en el diseño de nuevos motores que impulsen los cohetes espaciales. Lo de los motores iónicos y de fusión suena muy bonito, aunque a saber si algún día se hacen realidad. Pero los motores atómicos “convencionales”, cuyo desarrollo fue abandonado por rusos y americanos en plena carrera espacial (no hacían falta para ir a la Luna, y eran caros y complicados), es algo infinitamente más viable y factible, se están investigando de nuevo, y acaso sean la solución. Con ellos, se podría ir a Marte en un mes, en lugar de en ocho, lo que resolvería muchos problemas, como por ejemplo el poder llevar mucha más carga útil, no necesitando cargar con tanto combustible ni con víveres, oxígeno y agua para años, sino para semanas; o el acortar los plazos de exposición a la radiación de los astronautas.
En todo caso, lo más probable es que la llegada de los hombres a Marte, sean de la raza que sean y les impulse la tecnología que les impulse, se parezca bastante más a la misión Apolo a la Luna (tres infelices dentro de una pequeña lata), que a la imagen que proyectan tradicionalmente las películas de ciencia ficción, con majestuosas naves trasatlántico pobladas por alegres tripulaciones numerosas.
Bueno, retomando el eje de este asunto: ¿COMO ES POSIBLE QUE TODO EL MUNDO LE ESTÉ DANDO CANCHA A LOS PROMOTORES DE “GRAN MARCIANO”, COMO SI SE TRATASE DE CIENCIA, Y NO DE LO QUE SON?
Os invito a entrar en la página oficial de Mars One: http://www.mars-one.com Se retratan ellos solos que da gusto: el “Equipo” incluye, además de al padre de la cosa, a un director Técnico —¡Uno!— otro de Salud, otro de Comunicaciones, un Director Artístico Conceptual (eso es lo que más se necesita en el espacio: arte), otro de Marketing, uno de Multimedia, otro más de Gestión de Proyectos… y se acabó. En la lista de “Asesores”, cuya implicación real en este cuento Dios sabrá cuál es (mi curriculum también está en la red, y más de una vez pude comprobar cómo varias consultoras me incluían como asesor, sin mi permiso, para concursar a obras públicas), aparecen una treintena de técnicos, algunos de los cuales sí parecen gente solvente y relacionada con el asunto; y remata el cartel la lista de “Embajadores”, entre los que destaca con luz propia Paul Römer: ¡EL INVENTOR DE GRAN HERMANO EN PERSONA…!
Con la cuadrilla que sacan a lo mejor se puede diseñar un satélite de telecomunicaciones o un monoplaza, y sin ninguna duda un magnífico Reality; pero echar a sus espaldas la aventura más grande, ambiciosa y cara de la historia de la humanidad… un pelín heavy, ¿no?
Si paseas por el resto de su página te terminas de partir de risa, si no lo habías hecho ya: allí hay menos tecnología que en las instrucciones de una mesa de Ikea. Ni un dato serio de nada, ni de los cohetes, ni de las naves, ni de los trajes, de cómo va la fabricación de estas cosas, de sus pruebas, expectativas, de…algo… lo que sea. Ahora, eso sí, de Comunidad, Redes Sociales, Merchandising, cotilleos y pseudonoticias de todo tipo, hay para pasarse horas.
Yo, que no creo ni en mi mismo, me empeño en hacer la prueba del algodón, y me asomo a las páginas de gente seria, como Lockheed Martin o Space X, que son citados por Mars One como proveedores, y a ver qué pasa. Hay más, pero me centro en estas dos, que son fabricantes de cohetes y naves; porque para mí que sin cohetes no hay viajes espaciales, por mucho que tengamos Comunidad, Casting, Director Artístico Conceptual, voluntarios, tacitas decoradas y camisetas.
Pues bien, en las páginas de esa gente, además de encontrar a sacos información de verdad, queda evidenciado que ambas están trabajando intensamente con la idea de participar en la conquista de Marte (Space X con su cohete Falcon Heavy –quieren probarlo a finales de 2015- y una versión adaptada de su módulo Dragon, el Red Dragon; y Lockheed Martin con su vehículo Orion), pero ambas reconocen que se trata de proyectos en desarrollo a los que aún les falta. Y por cierto, de los holandeses y sus quimeras, ni mú: ni una palabra, ni los citan.
Ya sé que la ciencia es muy aburrida, que a nivel mediático aparece casi como una subdivisión de “sociedad”, y que no se dan noticias de ella salvo que pase algo espectacular o colorido. Pero de ahí a aceptar cualquier idiotez, solo por aparentar interés… ¿Es que no hay nadie en los periódicos y televisiones, un filtro, algo o alguien capaz de diferenciar una noticia de ciencia de otra del “corazón”?.
La indiferencia respecto a este tema me parece doblemente ofensiva. Si sale un día un periodista diciendo que “en la guerra entre Tururilandia y Chuntachundia se están probando armas capaces de desintegrar al enemigo”, porque algún compañero desalmado se la ha colado desde la sección de humor, al día siguiente tendría que salir ese mismo periodista, y su jefe supremo al lado, pidiendo disculpas y alertando, no ya de que las armas en cuestión no existan y de que no haya tal guerra, sino de que Tururilandia y Chuntachundia son un cuento. PUES ALGO PARECIDO SE MERECERÍAN LOS DE MARS ONE. Dejo aquí un ejemplo, a ver si me hacen caso Álvarez Gudín, Gloria Lomana o Pedro Piqueras (Directores de Informativos de TVE, Antena 3 y Telecinco):
 “EL FAMOSO REALITY SHOW “MARS ONE”, FICCIÓN QUE EMULA LA HIPOTÉTICA IMPLANTACIÓN DE UNA COLONIA HUMANA EN MARTE, PERO QUE NO SE CORRESPONDE CON NINGÚN PROGRAMA O PROYECTO CIENTÍFICO REAL…” y luego que continúen con la noticia que corresponda, que sin duda será interesantísima, como que han escogido el color de los azulejos para los baños del módulo de señoritas, o que han decidido que, además de judías y tomates, en el huerto marciano cultivarán petunias.
Pues eso.

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