lunes, 8 de octubre de 2018

¡S.O.S.: BRASIL, AL BORDE DEL FASCISMO...!


POR FAVOR, SOBRE TODO AQUELLOS QUE CONOZCÁIS A ALGÚN BRASILEÑO: AYUDADME A AYUDARLES, DIFUNDIENDO ESTO

(Llevo algunos meses ausente de este foro, por falta de tiempo y exceso de trabajo, pero pronto volveré. Entre tanto, me asomo aquí puntualmente, y a la carrera, por una razón singular)

Se conoce que hace ya demasiado del fin de la Segunda Guerra Mundial, la población es joven y cree que todo eso está superado por la historia, perdido en algún cajón del pasado junto a las guerras napoleónicas y el Imperio Romano. Pues no, chavalotes: mis padres vivieron aquello en primera persona, e incluso mi infancia y adolescencia se desarrolló en una teocracia fascista. Y lo que se nos está viniendo encima es primo hermano de aquello. Estos son otros tiempos, claro, y todo tiene otros modos. Pero la base, lo que late debajo, es lo mismo.

Emotividad pura, la política convertida en un Reality. Decirle a la gente lo que quiere oír, apelar a sus emociones más primarias, a sentimientos irrenuciables. Decir que se lucha contra el demonio, identificar a los contrarios con todos los males y a ti con el redentor. Hacer una apropiación indebida y global de lo que todos anhelan, y proclamarte Messias destinado a redimir a la sociedad de sus pecados.

Si tu pueblo está suficientemente escaldado y es suficientemente ignorante, manejable y proclive a la idolatría (como por desgracia le sucede a más de la mitad de la población brasileña), pues la democracia se alía contigo, oh Messias, y ya son tuyos. Ya has ganado. Ya puedes quemar el Bundestag, Adolf, y mandar a voluntad sobre tu rebaño de borregos. Un solo pueblo, un solo líder ¡Heil Bolsonaro...!



Tengo fuertes vinculaciones con Brasil, pues llevo ya quince felices años junto a una maravillosa bahiana, y dos de mis cuatro hijos tienen como ella doble nacionalidad, brasileña y española. Reconozco que no sigo al detalle la política de ese país, aunque sí lo suficiente como para estar razonablemente al día. Vaya por delante, y que quede claro, que NO SOY DEL PT, no tengo adscripción política definida. Por encima de todo, en política soy pragmático. Los políticos son administradores temporales a los que colocamos ahí para que gestionen lo público. Y punto. Jamás fui a un mitin, jamás compré una bandera. Pero siempre asumí de cara las consecuencias de mis actos. Yo, junto con otros diez millones, puse ahí en su día a Felipe González, y lo mantuve, y luego me vi obligado a quitarlo de en medio cuando la corrupción se lo comía, para poner a Aznar. Años después me vi obligado a echar a Aznar (reconozco que más asqueado de él que lo que lo estuve de Felipe), y a poner a Zapatero, a quien no hubo otro remedio que terminar quitando por su contumaz torpeza. Lo de poner a Rajoy no fue culpa mía, a mí no me miréis... Con ese bagaje, confío en que nadie me tome por extremista de ningún extremo. Pues desde esa ecuanimidad, desde esa perspectiva, creed lo que os digo:

- El voto castigo es una idiotez, una rabieta infantil. Con ello no castigas al que lo hizo mal, sino a ti mismo, dándole las llaves de tu destino a quien no lo merece.

- Votar nulo o en blanco es razonable si nadie te convence, aunque sí te convenza el sistema (o al menos lo consideres el menos malo). Pero si uno de los que puede salir, gracias a tu inhibición, se declara amante de la dictadura y enemigo de la democracia… entonces no puedes inhibirte: ANTES QUIEN SEA, QUE UN ANTIDEMÓCRATA CONFESO.

- Entiendo la frustración de quienes han sufrido la corrupción (a un español le vais a venir con eso…), que no es otra cosa que el abuso de confianza y el atraco de lo que es de todos a manos de los administradores que habíamos nombrado. Pero echar a los ladrones no puede hacerse a cualquier precio. No tiene sentido impedir que sea el zorro quien cuida del gallinero... para poner en su lugar a un lobo.

- Ya la habéis cagado, brasileños de mi corazón, ya os habéis acorralado a vosotros mismos, poniendo como finalistas a un PT que arrastra demasiada corrupción como para que nadie se crea que no conserva aún en su interior gérmenes tóxicos, y a vuestro particular Donald Trump. Tenéis que elegir entre que os amputen una pierna... o el cerebro. Vosotros mismos; pero los cojos hablan, escriben, beben cerveza, hacen el amor... y los lobotomizados solo hacen lo que se les dice que hagan, sin criterio ni gozo alguno.

-Al margen de lo anterior, conviene no olvidar que la corrupción no la inventó el PT, como tampoco la inventaron aquí ni el PSOE ni el PP. Ya estaba antes que todos ellos, y a todos debe reprochárseles que no hayan combatido como se debía ese terrible cáncer social. Pero no os hagáis líos: Bolsonaro ya era diputado en 1990, 12 años antes de la llegada de Lula. Ojo, que no le estoy acusando de nada. Pero que tampoco vega ahora dándoselas de renovador adalid anticorrupción, después de llevar 30 años en escena.

- Se habla todo el tiempo de lo que Bolsonaro es, porque él mismo lo confiesa con orgullo: machista, racista, xenófobo, homófobo, partidario de la tortura, enemigo de la democracia y admirador de la dictadura; pero apenas  se habla de sus políticas. Y su ideario, que está ahí y es fácil consultar, es espeluznante: estado confesional, marginación de las minorías (eliminando cualquier clase de ayudas o de discriminación positiva) cuando no persecución directa, instauración de la pena de muerte, normalización de la tortura, universalización del uso particular de las armas de fuego…

- Brasil es un país inmenso y complejo, y cualquier generalización, de lo que sea, no es otra cosa que una exhibición de ignorancia y torpeza. Pero nadie podrá negarme, incluidos los 200 millones de brasileños, que uno de los problemas cruciales de ese país es la existencia de ingentes bolsas de incultura y pobreza. Da igual que 50 millones de brasileños tengan el nivel de los suizos: mientras otros cincuenta tengan el de los africanos más pobres, perdurarán los problemas de narcotráfico, bandas, miseria… y también los de corrupción, pues es fácil engañar o comprar el voto de los misérrimos e ignorantes. Pues bien: no hay ninguna posibilidad de que el führer Bolsonaro reduzca los niveles de miseria y de reparto desigual de la riqueza. A lo mejor disminuyen los de delincuencia… a base de torturar y asesinar al mayor número posible de delincuentes (ese es uno de sus sueños); pero el porcentaje de miserables en Brasil crecerá, con lo que a medio plazo todos los problemas, incluidos los relativos a la inseguridad, irán a peor.

- Por todos los dioses de todos los Olimpos: dejad de mezclar religión y política. Votad a funcionarios, con contrato temporal, pero no a Mesías, no a enviados del cielo para que os rediman. En Europa hicimos eso mismo durante siglos; pero desde que dejamos de hacerlo y salimos de la Edad Media, nos va mucho mejor.

Eu amo vocês e amo o Brasil. Tenham cabeça, não olhem para o outro lado. Entrar no fascismo é fácil; para sair, os espanhois demoraram quarenta anos…

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