jueves, 20 de noviembre de 2014

Asimetrío: Para un poco

Algunas de las canciones de Asimetrío proceden de una semilla que alguno de los tres trajo a un ensayo. La puso allí delante, todos empezamos a jugar y se acabó convirtiendo en un tema. Pero otras veces no, como es el caso de esta pieza, "Para un poco". 

Frecuentemente, comenzábamos los ensayos improvisando, dejándonos ir para ver qué salía, escuchándonos los unos a los otros tanto como ejecutando, buscando territorios comunes, comprensión, complicidad. Una de esas veces lo que quiso salir fue algo que nos estaba diciendo a todos que paráramos de correr, que está muy bien eso de la actividad, de implicarse, de tomar partido y actuar. Pero, como con tantas otras cosas, si te dejas llevar por la vorágine corres el riesgo de que al final los árboles no te dejen ver el bosque. Y si no lo ves no puedes saber ni dónde estás, ni hacia dónde vas; y lo más importante: para qué.

De modo que, ese día, engarzamos en el mismo clima y comenzamos a fluir. De mi guitarra brotó -realmente salió de ella más que de mi- un pequeño rif de dos compases, tirando del cual acabó estructurándose, por lógica y casi solo, el tema central de la pieza.

No, esto no es un cuento de hadas, y lo que ahora podéis oír no salió del tirón y a la primera. Necesitó, como todo, de sus dosis de cocina; aunque en este caso fueron pocas. El asunto tampoco lo pedía, dada su sencillez conceptual y formal. Cosa de agradecer, creo yo, para un grupo tan vocacionalmente barroco como nosotros, eso de parir un tema casi zen... aunque los adornitos de unos y otros (los efectos de percusión de Paul, mis armónicos, la trenza de melodías que acabamos ejecutando Neville y yo...), aparentemente lo enreden algo.

La versión colgada en youtube está grabada de una sola toma, tocando los tres a la vez, y no lleva tratamiento ni filtro alguno. La cosa tiene en consecuencia un claro aroma a directo (para serlo del todo, sólo haría falta añadir algunos ruidos de vasos y conversaciones al fondo), con todas sus consecuencias: espontaneidad, frescura, esa cálida -y limitada- imperfección que procede de todo lo hecho a mano...


La foto que acompaña al vídeo es de una amiga, cuya involuntaria colaboración aprovecho para agradecer, y se corresponde al primer día de su vida que escaló. Era una ilusión que siempre había tenido y a la que ya casi había renunciado. Pero no era así, porque la vida sabe cosas que nosotros no sabemos, y ese día por fin escaló su montaña. La foto no es de la cumbre, como sería lo típico y tópico, sino precisamente de antes de empezar a escalar, cosa que me parece mucho más interesante: ahí esta ella, parando un poco, mirando, tomando perspectiva... Solo entonces tiene sentido escalar. 

Disfrutad del caramelito. Y lo dicho; intentad parar un poco, de vez en cuando. 

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