miércoles, 9 de diciembre de 2015

Reflexiones breves, pero intensas (V)

La empatía, saber ponerse en el lugar del otro, es un rasgo inherente a nuestra especie; acaso uno de los más característicos y de los que más nos enorgullecemos. Pero ese positivo sentimiento hay que saber manejarlo con prudencia, porque “los otros” no son “otros yos”, sino realidades diferentes, y ese equívoco puede meternos en situaciones ridículas o desafortunadas:

"Está bien que seas consciente de que tu perro tiene sentimientos; pero éstos son los de un perro, no los de un humano, y aunque tú puedas llegar a considerarle alguien de tu familia, desde sus perspectiva nunca seréis otra cosa que miembros de la misma manada.
Y en el trabajo, piensa que acaso tu compañero encuentre perfectamente adecuada esa tarea que tú consideras detestable. Si es así, tus quejas y lamentos, en lugar de un desahogo compartido pueden ser un ejercicio de soberbia y una falta de respeto”

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